José Trinidad Salgado Rentería nació
en el Pueblo de “Los Santos Reyes” el 24 de julio de 1787. Hijo de Don. José Francisco Salgado y
Bárbara Rentería.
Perteneciente a una familia
instruida, estudio las primeras letras en Los Reyes, sin embargo tuvo una educación autodidacta. De oficio
arriero y tras el estallido del movimiento de
Independencia, el joven José Salgado se unió a las filas revolucionarias a finales de 1810 y habiendo maniobrado activamente en la región para que las fuerzas
realistas ingresaran a Michoacán y
principalmente a la capital de Jalisco, obtuvo los grados de capitán, teniente
coronel y coronel sucesivamente.[1] Con este último grado mando un cuerpo en la batalla del Puente de Calderón, en que
fueron derrotados y dispersos los contingentes revolucionarios. Marcho a Zacatecas y Saltillo De este punto
regresó con la división destinada “a tierra a fuera”, sufriendo un sin fin de
penalidades además de un ataque en el puerto de piñones, “en que dejo bien puesto el honor nacional”. Finalmente entro a
Michoacán con la comisión de arreglar los pueblos del sur de la nueva Galicia,
confiándosele el segundo mando general.[2]
Desde Los Reyes Salgado colaboró con el
Cotijense José María Vargas comandante
del sur de la Nueva Galicia. El radio de
su atención abarcaba el occidente michoacano, desde el sur del lago de Chapala
hasta Zapotlán y Tamazula en el estado de Jalisco. Fueron Salgado y Vargas aliados importantes en la resistencia de la
isla de Mezcala.
El 1 de mayo de 1814,
Vargas, Guzmán, Velazco, comandados por José Salgado, dieron un fuerte
golpe al ejercito realista, aniquilando por completo la división que
comandaban Arango y Cuellar en la estancia de Los Corrales.
Tras la captura y muerte de
Morelos .en 1815, las dificultades se hicieron más notorias entre los jefes
insurgentes que obstaculizaban la revolución.
Esto llevo a José salgado en un principio a
mandar su renuncia a la Junta de Taretan como segundo Comandante de la Nueva Galicia. Esta no le fue aceptada,
sin embargo en 1816 prácticamente
resistieron los embates realistas y el cansancio de la población. Y finalmente en diciembre de
1816 Salgado aceptó el indulto.
El poder político que ejerció en la
región durante sus años en al partido insurgente, se mantuvo aun después de su capitulación. Como oficial del gobierno, Salgado sentó su
residencia en los Reyes actuando como subdelegado sustituto “de la
Jurisdicción de San Juan Peribán y sus anexas de Jiquilpan y Tingüindín, por
ausencia, enfermedad y ocupaciones militares del capitán de fieles Realistas D.
José María Vargas”. En 1818 actuaba como alcalde de Los Reyes.[3]
El liderazgo regional que
Salgado ostentaba, lo llevo en 1824 a ocupar un lugar en el grupo selecto
que conformó el Congreso Constituyente del Estado de Michoacán. Ahí se destaco como uno de los liberales más
exaltados de la época.
Tras la promulgación de la
primera constitución de Michoacán en 1825,
Salgado integró la diputación permanente, en tanto se reunía el primer congreso constitucional. En agosto 13 la primera legislatura nombro a
Antonio de Castro como Primer gobernador constitucional y como Vice-gobernador a José salgado, cargo
que tomó el 6 de octubre de ese año.
Como Vicegobernador, recaía en él la presidencia
del Consejo de Gobierno entre los años 1825-1827, desde esta posición impulso importantes iniciativas.
Tras la renuncia de Antonio de castro,
José salgado como sucesor natural ocupo la gubernatura del estado el 8 de
noviembre de 1827. Con la llegada al poder,
el equilibrio de las fuerzas políticas actuantes se invirtió, el grupo
de liberales moderados que ostentaban el poder
fue desplazado por el liderazgo político
de tendencias liberales antiespañolas compuesto principalmente de la
facción yorkina que Salgado encabezaba.[4]
En
1828 Salgado perteneciente al partido que
apoyaban a Vicente Guerrero para ocupar la presidencia de la republica como miembro prominente de la logia Yorkina
en Morelia.
Por
una ligera diferencia Gómez Pedraza gano la presidencia. Los partidarios de
Guerrero se resistieron a aceptar los resultados. Santa Anna al igual que otros
caudillos, se sublevo y declaro que no
dejaría las armas hasta que el general Guerrero ocupara la silla. Salgado como
era su deber, en público mantenía una
conducta imparcial, pero secretamente apoyaba la rebelión santaanista, Los
partidarios de Pedraza ante este proceder
acusaron al gobernador de proteger y alentar la rebelión. De igual modo un grupo
de diputados del partido escocés, escudados en
la figura de Joaquín Domínguez. Acuso al gobernador Salgado de “traición”
logrando turnar su causa al Tribunal de Justicia del estado. Salgado quedo
suspenso.
Viendo
su seguridad amenazada Salgado salió de Morelia la Noche del 9 de diciembre con
algunas autoridades y vecinos hasta Zacapu. Al día siguiente de su llegada una
comisión de la Cámara de diputados,
gobierno del estado y comandancia general
se presentó comunicándole que pasara inmediatamente a ocuparse del
gobierno en virtud de haberse absuelto de la acusación que origino su
suspensión.
Encumbrado en la oligarquía de su partido,
Salgado representaba el candidato en ese momento idóneo para ocupar en
definitiva el Poder ejecutivo, por su irrefutable experiencia, estando inmediato
al Gobierno en los cuatro años anteriores, y que había merecido ya por su
carrera ser visto como el segundo hombre del Estado. Algunos electores así lo
consideraban y habían resuelto colocarlo en la terna para gobernador
Sus
opositores alegaban con fundamento en el artículo 61 de la constitución del
estado que con esta postulación se estaba incurriendo en reelección. Finalmente fue electo gobernador
en agosto de 1829 tomando el cargo el 6
de octubre.
Don
Anastasio Bustamante, oriundo de Jiquilpan, usurpo la silla vía las armas. Salgado fue el primero en mostrar su repudio
ante el despojo de Guerrero. Mando a las órdenes del comandante general Coronel Juan José Codallos 2000 hombres a la
capital para ayudar a sostener en la presidencia a Guerrero, mientras tanto se
mantenía sin reconocer el gobierno de Bustamante declarando mediante decreto
del congreso que solo reconocería el gobierno legitimizado por las cámaras de
la unión.
Salgado
reconoció a Bustamante el día 5 de enero en concordancia con su postura. Sin embargo
después de esta confrontación, el gobierno federal se propuso destituirlo a toda costa. Para ello se apoyo
en el general mariano Michelena, el ayuntamiento de Morelia y el comandante general Victores Manero.
El ayuntamiento de Morelia envió una
iniciativa a las cámaras para intentar destituir al gobernador Salgado alegando
una inconstitucionalidad en su elección y
el día 5 de marzo le negó su obediencia. Aun cuando Salgado rechazo enérgicamente
este acto, no pudo sostener su gobierno por hallarse amenazado por las armas
del estado. Tratando de proteger su gobierno, esa noche salió violentamente de
la capital con parte de su gabinete. Desde su primera parada en la
hacienda del cuatro Salgado llamo a
reorganizar las milicias cívicas y defender su gobierno y recuperar la capital.
Se pertrechó en Zamora donde fue sitiado por el coronel Antonio García.
Tratando de evitar un encuentro abandono Zamora con vistas de llegar a los
Reyes. El coronel García ataco su retirada y en Chavinda fue
derrotado y hecho prisionero e inmediatamente enviado a Morelia para ser juzgado.
Puesto
en prisión en la Iglesia de san Agustín
sufrió un juicio militar, pese a competerle a la suprema corte de
justicia su jurisdicción por tratarse de un
gobernador. Finalmente el 13 de
agosto fue condenado a ser fusilado por la espalda como traidor. Logró evitar
su muerte, fugándose de prisión pocas
horas antes de su ejecución y refugiándose
en el oriente michoacano con una pequeña fuerza de cívicos. Desde Zirándaro y Huetamo expidió leyes,
bandos y circulares a los pueblos rebeldes, construyo una fábrica de pólvora y
municiones para el apoyo de la revolución, además de abastecer de víveres a
jefes rebeldes como Codallos Mongoy y
Guerrero.
Pese
a que Vicente Guerrero, “general en jefe del ejército nacional” nombro a Salgado gobernador del estado de México,
lo mismo que lo era de Michoacán. Tras la muerte de Guerrero, Salgado al igual que la mayoría de los jefes
revolucionarios, se acogió al indulto en la hacienda de “El rosario” en abril
de 1831 refugiándose en Nueva york.
Tras
la pacificación del país mediante el plan de Zavaleta, Salgado llego a Veracruz
en agosto de 1832. Entro a Morelia en enero del 33 con gran expectación tras la
deposición del gobernador Moreno. Ocupo entonces el gobierno y el 1º de marzo se le ratifico como gobernador constitucional. Enfrentó la reorganización de los asuntos
públicos y políticos. Rebeliones como el del Coronel Escalada en mayo 26 de
1833, en que fue nuevamente hecho
prisionero, hasta que Escalada abandono la Capital. Retomo el gobierno del
Estado a principios de julio.
Los
últimos meses de su gobierno fueron decisivos en su carrera política. Se
enfrento duramente con la Iglesia, particularmente con el Obispo Gomes de
Portugal, por apoyar en cierta medida la rebelión de Escalada. Afrontó
la epidemia del cólera, con medidas científicas, apoyándose en el Promedicato y
en el Tancitarense Juan manual González Ureña pese a la discordia que existía
entre ambos.
Resueltos
estos problemas, pidió al congreso eceptaran su renuncia, por involucrársele con los perversos
Aristas y Duran y sentir que su reputación era manchada. Esta le fue negada, por serle
perjudicial a la administración poner un gobernante interino que en tan poco
tiempo pudiera administrar al estado. Finalmente y profundamente consternado termino su periodo de gobierno el
6 de octubre de 1833.
“Confieso que me hirieron en la parte más
delicada, y sensible del corazón. Públicos han sido mis padecimientos; más de
una vez los tiranos me pusieron al borde del sepulcro, y jamás, si, jamás sentí
un dolor más intenso que el que me infiriera tan atroz calumnia. ¡Qué horas tan
amargas aquellas en que por premio de tantos sacrificios recibiera una
ingratitud semejante!”[5]
Abandono
la capital de Michoacán y radico en ciudad de México en un retiro consciente,
con su esposa Dolores Rentería, su hija Ignacia
y su sobrina María Rafaela Talancón Murió en esa ciudad el 22 de abril de 1839.
“Por último, yo me retiro y ¡ojala fuese a
solo contemplar los progresos de la republica y especialmente del Estado!
¡Ojala que no tuviese sino bendecir la mano omnipotente al mirar las glorias de
la patria, cimentadas sobre una paz inalterable! Empero quizá distan todavía esas
horas felices mas entre tanto, Michoacanos, vosotros que lleváis el renombre de
libres; Vosotros, en cuyas nobles frentes portáis cierta señal que hace
retroceder al déspota; Vosotros, cuya fama os pregona como el muro inexpugnable
de la libertad; Vosotros, en fin, que a la sensibilidad más tierna unís el
valor más indómito, seguid, seguid la senda que os conduce al templo de la
inmortalidad. Los enemigos de la verdad,
aquellos cuyos ojos se cierran a la luz, podrán conseguir alguna ventaja, pero
su duración no excederá a la del meteoro de la noche que surca los cielos, y
desaparece para siempre. Vuestro triunfo por consiguiente es tan seguro como la
diaria aparición de ese astro que nos ilumina.
Si la muerte asaltase
mis días antes que llegue la aurora de
tan estimable ventura, ya que no me sea dado acompañaros en vuestros canticos
de gloria, conceded un recuerdo a vuestro fiel amigo.
José
Salgado.
[1] Escritos presentados a esta comandancia general por el
Sr. D. José salgado y otros ciudadanos presos por las ultimas ocurrencias del
estado, con adición de algunas notas y
una alocución al gobierno Federal, Imprenta del estado, Morelia, 1830, Pág. 12
[2] Ibídem. Pág. 13
[3] AMC. Parroquia, solicitud, caja 261, exp.54
[4] Hernández Díaz, Jaime. Orden y desorden en Michoacán:
El Derecho Penal en la Primera Republica Federal 1824-1835, Instituto de
investigaciones Históricas de la UMSNH, Escuela de historia de la UMSNH,
Morevallado editores, Morelia 1999, pág. 103
[5]
José Salgado, Exposición que el encargado del ejecutivo
del estado de Michoacán C. José salgado
ofrece a sus conciudadanos al concluir su periodo constitucional, Imprenta del
gobierno, 1833, Pág. 4
Excelente semblanza biográfica de Jose T. Salgado.
ResponderEliminar